
Hemodiálisis
La hemodiálisis es una técnica que consiste en hacer pasar la sangre del paciente por una máquina dotada de un dializador donde tiene lugar el filtrado de la sangre para luego devolverla al paciente. La finalidad de la hemodiálisis es sustituir la función renal, aunque no puede suplir las funciones endocrinas ni metabólicas.
La sangre circula desde el paciente al monitor de hemodiálisis a través de un acceso vascular. Éste puede ser de tres tipos:
- Fístula: Es la opción más deseable. Se obtiene de la unión de una arteria con una vena, de manera que esta última se desarrolla y permite, mediante su punción, tener acceso al torrente sanguíneo. Precisa de un tiempo desde el momento de su creación hasta su uso.
- Injerto: También llamado Gore-Tex, se emplean cuando bien la arteria, la vena o ambas son inapropiadas para que el acceso madure y sea útil para realizar la diálisis con eficacia.
- Catéter: Este es el acceso que permite un uso inmediato pero, sin embargo, por el riesgo de complicaciones infecciosas o por problemas de flujo, ofrece menores prestaciones que la fístula. Por ello suelen emplearse como accesos temporales. En ocasiones, si no queda otro remedio se emplear catéteres tunelizados (por debajo de la piel), de manera permanente.