El Kintsugi es un arte tradicional japonés cuyos inicios se remontan al siglo XV, cuando un shogun (maestro de la ceremonia del té) mandó a arreglar su cuenco ceremonial que se había roto. Al ver la pieza 'reparada' por sus artesanos, no quedó conforme con el arreglo, ya que colocaron unas burdas grapas para fijar los pedazos que se habían roto, así que instó a varios artesanos a que realizaran un arreglo que resultara atractivo.
Para ello unieron los pedazos rotos con una pasta especial hecha con polvo de oro, resaltando bellamente las uniones del arreglo. De esta forma, surgió el kintsugi (cuya traducción es “arreglar con oro”) un método artesanal para arreglar objetos que no oculta las fracturas, sino que las resalta e incluso les otorga un valor mucho mayor al objeto.
El Kintsugi - si lo llevamos al plano emocional - puede relacionarse con diversas maneras de afrontamiento de situaciones dolorosas que ocurren en nuestra vida, y que pueden provocar 'fracturas' significativas. Una forma de afrontarlas es que, en vez de ocultar estas fracturas y actuar como si no hubiera pasado nada, tomemos la decisión de aprender sobre ellas. Es decir, decidimos mostrarlas como un indicativo de lo que hemos sido y lo que somos actualmente, de los logros que hemos conseguido y los inconvenientes que hemos superado. Estas fracturas vitales nos han permitido aprender, aceptar y avanzar en nuestra vida, acumulando poderosas herramientas que nos ayudarán en futuros problemas y mostrar orgullosos lo que hemos conseguido superar.
El término resiliencia tiene una clara relación con el Kintsugi, se puede definir como una habilidad que nos permite afrontar eventos difíciles aceptando nuestras emociones aunque nos resulten desagradables; creer en nuestras posibilidades, adaptarnos a nuestra nueva situación y generar aprendizajes valiosos para nuestra vida.
La resiliencia puede trabajarse y es una forma adecuada de afrontar los eventos difíciles, haciéndonos más fuertes y capaces.
La enfermedad renal crónica y la diálisis suelen provocar sentimientos desagradables, situaciones dolorosas y diferentes pérdidas en la vida de los pacientes. Pero podemos afrontarla como una oportunidad de llevar a cabo prácticas o herramientas como el Kintsugi en nuestras vidas para sentirnos mejor.
Te animo a que compruebes la herramienta poderosa a nivel emocional de esta práctica, y que cuentes siempre con el departamento de psicología de Avericum, para ello.