Una herramienta sencilla que puede ayudarnos en este contexto es el mindfulness, o atención plena.
El mindfulness consiste en prestar atención al momento presente, sin juzgar lo que sentimos o pensamos. No se trata de dejar la mente en blanco, sino de observar lo que ocurre en nuestro cuerpo y mente con amabilidad. Esta práctica puede ayudarnos a reducir el estrés, mejorar la regulación emocional y sentirnos más conectados con nosotros mismos.
Aplicado a la hemodiálisis, el mindfulness nos permite:
Enfocar la atención en la respiración durante el tratamiento, reduciendo la rumiación mental.
Observar los pensamientos difíciles sin dejarnos arrastrar por ellos.
Aceptar lo que no podemos cambiar sin resignarnos, sino con una actitud de cuidado hacia nosotros mismos.
Disminuir el malestar físico y emocional que puede aparecer antes, durante o después de las sesiones.
No hace falta tener experiencia previa ni dedicar mucho tiempo. Bastan unos minutos al día para empezar:
"Cierro los ojos, respiro hondo. Siento cómo el aire entra y sale. Escucho los sonidos que me rodean. Estoy aquí. Estoy ahora."
Desde nuestro equipo animamos a los pacientes a explorar esta herramienta como parte del cuidado integral de su salud. Porque a veces, el primer paso para sentirnos mejor es simplemente parar y escucharnos.ç
Agustín Toledo, psicólogo de Avericum.