La pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha propiciado cambios en los hábitos y conductas sociales, en la manera de interactuar, en el estilo de vida de las personas y también ha provocado consecuencias psicológicas en la población. Tal y como comenta Ana Rico "si para una persona sin problemas de salud importantes esta situación ha sido y es estresante, para los enfermos crónicos y sus familias lo es en mayor medida".
Si algo tenemos que destacar desde el pasado marzo de 2020, es la incertidumbre que nos ha dejado el paso de la pandemia del coronavirus. Una situación de emergencia de cualquier naturaleza implica un impacto psicológico estresante es por ello, que tendremos que atender a una serie de estresores tales como el miedo a la infección, a la frustración, al aburrimiento o a la sobre exposición de información, entre otras cosas.
En general, somos conscientes del cambio que se ha producido en nuestras vidas desde este momento pudiendo observar, que no todo el mundo lo ha vivido de la misma manera.
Hay personas que han pasado por situaciones mucho más duras y traumáticas que otras como la pérdida de seres queridos, la atención a enfermos o aquellos que han tenido la suerte de pasar parte de la pandemia sin ningún problema importante.
En el caso de los pacientes en diálisis tenemos que añadir el tener que hacer frente a una enfermedad crónica con un tratamiento de cuatro horas, tres días a la semana.
El tratamiento en diálisis implica ingerir a diario gran cantidad de medicamentos, seguir una dieta restringida en líquidos y alimentos, citas médicas y vivir dependiendo de una máquina por lo que estos pacientes, suelen presentar en condiciones normales, alteraciones emocionales como ansiedad y depresión. Por lo tanto, si para una persona sin problemas de salud importantes esta situación ha sido y es estresante, para los enfermos crónicos y sus familias lo es en mayor medida.
Está claro que la personalidad del paciente y el apoyo familiar y social es fundamental para que se afronte la enfermedad de manera adecuada. Hay que destacar que la atención psicológica al cuidador principal debe ser igual de importante que la atención psicológica aplicada al enfermo crónico.
El objetivo psicológico consistiría en potenciar los recursos del paciente y enseñarle a manejar sus capacidades y habilidades, con el fin de que el paciente haga frente a su enfermedad.
El confinamiento ha dejado huella en estos pacientes a nivel de relaciones familiares y sociales. De un día para a otro se vieron alejados de hijos, nietos, hermanos, etc... pilares fundamentales para ayudarles afrontar la enfermedad. No obstante, es importante destacar cómo las nuevas tecnologías ayudaron a que esta distancia fuese menor, gracias por ejemplo, a las videollamadas casi diarias ayudando así, a mejorar su estado de ánimo.
Las vacunas, la esperanza
La llegada de la vacunación ha sido un punto importante tanto para enfermos crónicos, como para la población general ayudando a retomar rutinas diarias. No obstante, hay que entender que muchas personas sintamos miedo a la expansión de la pandemia, ya que nos enfrentamos a una situación desconocida. Lo que sí tenemos que evitar, es que el miedo se instale en nosotros y no nos deje gestionar la situación de forma adecuada.
Es importante destacar la labor del personal sanitario con los pacientes, siendo excepcional durante todo este tiempo, ayudando, animando e intentando tranquilizar en momentos críticos.
Como apunte me gustaría destacar que durante este periodo, muchos pacientes me han dado las gracias por escucharlos, por estar junto a ellos durante el tratamiento y yo tengo que decirles a ellos también 'gracias' por verlos superarse día a día, gracias por ver cómo vuelven a sus rutinas diarias, cómo vuelven a sus paseos diarios, a estar con familiares, vecinos, amigos... Gracias por ayudarme a ver cómo se puede afrontar una pandemia, desde el punto de vista de la enfermedad crónica.